2.17.2007

El sudor de la corriente





Es la hora… un pitillo, una cerveza, un mensaje en la distancia… la nariz pintada de colores y los brazos abiertos, para abrazarte.
Pasear por sus calles, en la oscuridad de una letrina, tras la barra y sus cristales, en esa esquina. En un rincón del mundo que nadie ve, que nadie mira. Abrazarte a mí desde la orilla de este río, de este forajido de encuentros que nos ha arrancado a la orilla, frente a frente, deseando enfurecidos el remanso, un lugar a solas, donde gritar que me voy y hacer enloquecer a la de al lado, al de arriba.
Buscar abrazarme a ti en el centro del iris, en el calor de nuestra alma, en los tambores agitados de la respiración elevada en nuestras caderas. El bálsamo, nuestra droga, la carcajada de la pasión en un mordisco al que busca beber su cebada con nombre, fría, dulce y amarga.

Es la hora de abrazarnos, siendo uno; el que escucha, el que piensa, el que siente, el que sabe y el que calla… el que no necesita nada más nada.



Tuya





3 comentarios:

efe dijo...

Este articulo amiga me trae recuerdos muy entrañables,es verdad es hora de abrazarse de amar de darse un respiro.
preciosas letras.
un beso
siempre efe

efe dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
liška dijo...

Respirar... alimentarse y beber el uno del otro... un millón de formas de dar y sentir placer.

Besos efe